Washington abrió dos frentes en menos de 24 horas. Primero, el presidente Donald Trump anunció en Truth Social que aviones estadounidenses bombardearon los complejos nucleares iraníes de Fordow, Natanz e Isfahán, lanzaron “una carga completa de bombas” y abandonaron el espacio aéreo iraní sin sufrir bajas. Tras la incursión, declaró que “ahora es momento de paz”.

Casi en paralelo, el Departamento de Estado activó los primeros vuelos de evacuación para estadounidenses varados en Israel, escenario de la escalada con Irán. Dos aviones partieron de Tel Aviv rumbo a Atenas con unas 70 personas, ciudadanos, familiares directos y residentes legales, mientras la embajada, según el embajador Mike Huckabee, “trabaja incansablemente” para asistir a quienes aún buscan salida. El gobierno instó a los que puedan abandonar la zona por cuenta propia a hacerlo cuanto antes.

La Casa Blanca elevó al máximo la alerta de viaje a Israel y los territorios palestinos y pidió a los ciudadanos que todavía se encuentren en Irán, país sin relaciones diplomáticas con Estados Unidos que salgan de inmediato o se preparen para refugiarse por largos periodos. Las evacuaciones se producen mientras Trump sopesa unirse formalmente a los ataques israelíes con el objetivo declarado de frenar el programa nuclear iraní.