La brecha en materia de certificaciones de seguridad, calidad y procesos en México es alarmante: menos del 5% de las empresas cuentan con una acreditación formal, de acuerdo con Hermann Saenger, Country Manager de TÜV Rheinland de México, firma alemana con 150 años de experiencia y más de tres décadas en el país.
En entrevista para Novus News MX, Saenger destacó que esta cifra refleja uno de los principales rezagos estructurales para la competitividad mexicana, especialmente considerando que el 96% del tejido empresarial nacional son pequeñas y medianas empresas (Pymes), las cuales enfrentan mayores obstáculos para invertir en sistemas de gestión y certificaciones internacionales.
El rezago de las Pymes
De acuerdo con el directivo, mientras las grandes corporaciones, particularmente del sector automotriz, eléctrico-electrónico y alimentario, cumplen estándares internacionales para integrarse a cadenas globales de suministro, la mayoría de las Pymes operan con un enfoque de corto plazo.
“Muchas pequeñas empresas apenas alcanzan para sobrevivir, pagar nómina y sacar la chamba adelante. Es muy retador que piensen en el siguiente nivel. Pero las que sí lo hacen, que documentan procesos, capacitan a su gente y avanzan en certificaciones, logran trascender y crecer de forma sostenida”, explicó.
El contraste es contundente: empresas que inician con apenas diez colaboradores pero que adoptan metodologías de gestión maduras suelen consolidarse y expandirse. En cambio, aquellas que operan “a la antigua”, basadas únicamente en la experiencia del fundador, enfrentan riesgo de desaparecer al primer accidente grave o cuando falte su líder.
Riesgos persistentes en las empresas mexicanas
Saenger advirtió que, aunque las capacitaciones son constantes, existen riesgos laborales que siguen repitiéndose en todas las industrias mexicanas:
- Electricidad: el mal manejo de instalaciones representa uno de los principales riesgos de accidentes graves.
- Trabajos en altura: cualquier labor arriba de 1.80 metros ya es riesgosa, aunque muchos empleados suben a escaleras de cinco metros sin equipo de protección.
- Espacios confinados: operar en lugares reducidos sin ventilación adecuada puede provocar accidentes fatales.
- Sustancias químicas: el uso inadecuado de solventes y químicos sigue siendo común, incluso almacenados en envases improvisados.
- Exposición a altas temperaturas: sigue siendo un riesgo extendido en manufactura y construcción.
“Lo que vemos es que las empresas están tan metidas en su operación diaria que pierden perspectiva de actos inseguros. Nuestro papel es entrar con ‘ojos frescos’ para ayudarlas a administrar riesgos y disminuirlos. Siempre habrá riesgos, pero lo importante es reducirlos al mínimo posible”, subrayó.
Sectores que lideran en certificaciones
El directivo apuntó que la industria automotriz en México es la más avanzada en certificaciones, debido a las estrictas exigencias de armadoras internacionales. Lo mismo ocurre en la industria eléctrica y electrónica, así como en la alimenticia, donde México ha alcanzado un papel de liderazgo en exportaciones.
“Cada eslabón de la cadena de valor necesita cumplir con certificaciones. Un proveedor que no tenga procesos acreditados simplemente no puede integrarse a una armadora o participar en exportaciones”, comentó Saenger.
Un reto de cultura empresarial
Más allá de la inversión en certificaciones, el mayor desafío, según TÜV Rheinland, es crear una cultura de prevención y seguridad dentro de las organizaciones.
“En muchas empresas, la seguridad se delega al área de Seguridad Industrial, como si fuera responsabilidad exclusiva de un gerente. Ese es un grave error. La seguridad debe asumirse desde el director general hasta la persona que abre la puerta. Solo con la participación de todos se construye una verdadera cultura”, afirmó.
Para el ejecutivo, la prevención debe entenderse como un hábito que se construye día a día. Así como en la salud personal la gente suele reaccionar hasta que enferma, en las empresas la seguridad solo se atiende después de un accidente. “El reto es anticiparse, hacer de la prevención parte del ADN organizacional”, agregó.
Un año desafiante, pero con perspectivas positivas
En cuanto al desempeño de la empresa en México, Saenger reconoció que 2025 inició con cautela debido a la incertidumbre de un nuevo gobierno y tensiones comerciales con Estados Unidos. Sin embargo, con la segunda mitad del año, las empresas retomaron proyectos y presupuestos.
“Hoy vemos cifras optimistas. A nivel internacional estamos alcanzando los objetivos y en México vamos de la mano con la reactivación de sectores clave: automotriz, eléctrico-electrónico y alimenticio”, señaló.
El llamado a las Pymes mexicanas
El dato de que menos del 5% de las empresas mexicanas están certificadas refleja, según TÜV Rheinland, un área de oportunidad inmensa para el país. En un entorno global donde las acreditaciones ISO y otras normas internacionales son requisito para exportar, las Pymes que no avancen en este terreno se quedarán fuera de los grandes mercados.
“El futuro está en aquellas pequeñas empresas que adopten desde temprano una mentalidad de empresa madura. Documentar procesos, capacitar al personal y buscar certificaciones no es un lujo: es la base para crecer y competir internacionalmente”, concluyó Saenger.
