Carlos Slim, el empresario más rico de México, lanzó una advertencia clara: Petróleos Mexicanos (Pemex) tiene serios problemas financieros que no solo afectan a la empresa, sino a otras compañías que trabajan con ella y, en consecuencia, al país.
Durante un foro por el Día del Ingeniero, Slim explicó que Pemex no está pagando a sus proveedores, lo que está obligando a muchas empresas a detener proyectos o incluso abandonar el país. En total, la petrolera debe más de 404 mil millones de pesos, y 120 mil millones ya fueron facturados pero no se han pagado, lo que está causando conflictos fiscales a las compañías afectadas.
El propio Grupo Carso, de Slim, tiene 150 millones de pesos pendientes por cobrar de Pemex.
A esto se suman otros problemas: caída en la producción de petróleo, pérdidas por 43 mil millones de pesos solo en los primeros tres meses del año, y un endeudamiento global de más de 100 mil millones de dólares, lo que la convierte en la petrolera más endeudada del mundo.
Pese a todo esto, la crisis no se siente directamente en el bolsillo de los ciudadanos porque el gobierno ha usado dinero público para cubrir los huecos. Pero los expertos advierten: la situación no es sostenible y podría empeorar si no se permiten más inversiones privadas de forma clara y transparente.
Pemex enfrenta también problemas como el robo de combustible (huachicol), una refinería que aún no produce gasolina y una alta dependencia de la importación de combustibles.
Slim fue claro: si no se toma acción, Pemex seguirá arrastrando a otras empresas, sobre todo a las más pequeñas, y poniendo en riesgo la economía nacional.