La medicina del siglo XXI ha multiplicado avances en tecnología, cirugías robóticas e inteligencia artificial, pero en México un dato alarmante revela la otra cara del sistema: un paciente pasa en promedio solo 15 minutos con un médico especialista y puede esperar hasta 18 meses para recibir seguimiento.
Esta brecha provoca que menos de la mitad de los pacientes con enfermedades crónicas cumpla su tratamiento, y en salud mental la adherencia se desploma hasta 35%, con costos emocionales y económicos para las familias y el sistema de salud.
Lejos de ser un problema de capacitación, la situación refleja una sobrecarga de pacientes, presiones institucionales y trámites que limitan el tiempo para escuchar y acompañar al enfermo. Como resultado, la atención se vuelve fragmentada: se sobreinterviene médicamente y se convierte al paciente en receptor pasivo, debilitando su capacidad de decidir y comprender su propio proceso terapéutico.
Estudios recientes confirman que la interacción empática activa áreas cerebrales relacionadas con el bienestar y mejora resultados clínicos. En este contexto surge una respuesta que busca devolver la humanidad a la práctica médica: el coaching médico.
Según Javier Coindreau, director general de Coindreau Medical Coaching, “la verdadera innovación médica no está sólo en la tecnología, sino en la capacidad de escuchar y acompañar al paciente”. Esta disciplina complementa la atención médica tradicional, ayuda a cerrar la brecha en comunicación médico-paciente, refuerza la adherencia a los tratamientos y convierte al acompañamiento en un recurso terapéutico.
Con millones de personas viviendo con enfermedades crónicas en México, este modelo podría significar la diferencia entre un sistema que sólo trata enfermedades y uno que realmente cuida la salud. Integrar ciencia y humanidad, evitar la sobreintervención y poner al paciente al centro es el verdadero reto de la medicina actual.