El cierre parcial del gobierno de Estados Unidos no ha alterado significativamente a los mercados financieros. Tasas y acciones mantienen estabilidad, mientras los inversionistas ponderan un escenario dominado por el enfriamiento del mercado laboral, un crecimiento aún resiliente y la expectativa de relajación monetaria por parte de la Reserva Federal (Fed).
De acuerdo con estimaciones del mercado, los efectos del shutdown sobre el PIB estadounidense serían de entre 10 y 20 puntos base por semana, con una recuperación casi total cuando los empleados suspendidos reciben su pago retroactivo. A diferencia de otras crisis, este cierre no coincide con el techo de deuda, lo que reduce su potencial de disrupción financiera.
El foco de atención está en otro frente: la interrupción temporal de la publicación de datos económicos oficiales, especialmente los reportes de empleo e inflación. Analistas advierten que, si el cierre se prolonga, los mercados podrían verse forzados a operar sin datos clave, elevando la volatilidad de las tasas y complicando las decisiones de política monetaria.
El mercado laboral ya muestra señales de enfriamiento: los reportes de empleo negativos se acumulan, el Diferencial Laboral del Conference Board sigue debilitándose y los indicadores ISM permanecen en terreno contractivo.
Por ahora, la calma persiste, pero si el cierre deriva en recortes permanentes y no solo suspensiones temporales, el consumo podría resentirse y los inversionistas enfrentar un nuevo factor de riesgo macroeconómico.