El termómetro que mide el ánimo de los consumidores mexicanos envió una señal clara en junio: la confianza se está debilitando. El Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) cayó 1.1 puntos y se ubicó en 45.4 unidades, interrumpiendo el repunte registrado en mayo y confirmando una tendencia descendente desde su punto más alto en octubre de 2024.
Este descenso no es menor. Refleja una percepción más pesimista sobre la situación económica del país y de los hogares. Especialmente preocupante es el retroceso en el componente que evalúa la posibilidad de adquirir bienes duraderos, como electrodomésticos, que cayó 2.4 puntos, lo que sugiere que los mexicanos están posponiendo decisiones de compra importantes.
El deterioro también se extiende a las expectativas sobre la economía nacional y familiar tanto a corto como a mediano plazo. Solamente el componente que evalúa la situación del hogar dentro de un año mostró una leve mejoría, insuficiente para contrarrestar el tono general de incertidumbre.
A esta baja en la confianza se suma otro factor preocupante: el estancamiento del empleo formal privado. De acuerdo con el mismo reporte económico de Banamex, durante junio se registraron 22.3 millones de empleos ante el IMSS, prácticamente el mismo nivel que hace un año. En el segundo trimestre de 2025, el crecimiento anual fue apenas de 0.1%, y en lo que va del año el avance acumulado es de solo 0.4% (muy por debajo del 2.5% registrado en el mismo periodo de 2024).
Además, el salario real continúa perdiendo fuerza. Aunque se mantuvo el crecimiento de 3.1% anual, es el menor incremento desde diciembre de 2022, lo que ha impactado negativamente en la masa salarial en términos reales.
Este estancamiento en el empleo y el ingreso debilita aún más la ya golpeada confianza del consumidor. La proyección para 2025 no es alentadora: se anticipa una mayor desaceleración del empleo, con un crecimiento de apenas 0.3%.
Los datos contenidos en este reporte de Banamex, elaborados con información del INEGI y del IMSS, ofrecen una radiografía clara: la economía mexicana enfrenta una etapa de enfriamiento, marcada por la incertidumbre, la pérdida de poder adquisitivo y una generación de empleos insuficiente.
Recuperar la confianza y dinamizar el empleo no será tarea fácil, pero es urgente. Requiere medidas contundentes que atiendan tanto el entorno macroeconómico como el bolsillo de las familias mexicanas, que hoy enfrentan más dudas que certezas.
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