Este jueves se apagó una de las mentes y corazones detrás de una de las marcas más queridas de México. Roberto Servitje Sendra, cofundador de Grupo Bimbo, falleció a los 97 años, dejando un legado que va mucho más allá del mundo empresarial. Millones crecieron comiendo el pan que él ayudó a llevar a cada rincón del país.
Conocido por muchos como “el primer empleado de Bimbo”, Servitje no solo fue una figura clave en el crecimiento de la panificadora más grande del mundo, sino también un líder con visión que supo construir una empresa con alma, que ha estado presente en la mesa de las familias mexicanas por generaciones.
Nacido en la Ciudad de México en 1928, comenzó su historia en Bimbo a los 17 años como supervisor de ventas. Con el paso del tiempo, se convirtió en una pieza fundamental del desarrollo de la empresa: en 1954 encabezó la expansión a ciudades como Guadalajara, León y San Luis Potosí; en 1979 fue nombrado director general, y más tarde presidente del Consejo de Administración, cargo que ocupó hasta 2013.
Durante su liderazgo, Bimbo pasó de tener 13 fábricas a contar con más de 50 operadoras, consolidando su presencia no solo en México, sino también en el extranjero. Pero más allá de los números, el sello de Roberto Servitje fue su enfoque humano: construir una empresa sólida, pero con valores, capaz de generar bienestar compartido.
Curiosamente, casi al mismo tiempo en que se dio a conocer su fallecimiento, el actual director general de Grupo Bimbo, José Manuel González Guzmán, anunció una inversión histórica de 2 mil millones de dólares en México, proyecto que busca modernizar más de 30 plantas y ampliar la flota vehicular de la compañía entre 2025 y 2028, en estados como Baja California, Yucatán, Ciudad de México, Nuevo León, Querétaro, Puebla y Estado de México.
La apuesta, como en tiempos de Roberto, sigue siendo crecer sin perder el compromiso con el país, con la calidad y con los consumidores. El 97% de los insumos que usa Bimbo siguen siendo mexicanos.
Hoy, millones recuerdan a Roberto Servitje no solo como el empresario que ayudó a levantar un gigante global, sino como el hombre que, con humildad y trabajo, hizo posible que el pan de Bimbo llegara y siga llegando a las casas, loncheras y desayunos de México.
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