Aunque muchas veces no lo vemos, detrás de cada producto que llega a nuestra mesa hay todo un proceso de producción, empaquetado y distribución que debe ser cuidado al detalle. En el mundo de los alimentos y productos de consumo, un simple error (como una etiqueta mal colocada o un ingrediente contaminado) puede convertirse en una crisis millonaria para la empresa.
De hecho, un estudio internacional reveló que retirar un producto del mercado puede costar, en promedio, 10 millones de dólares. Y eso sin contar las demandas, la pérdida de confianza del cliente y el daño a la marca.
Alejandra Olvera, experta en gestión de riesgos en HDI Global México, lo explica así: “Puede ser algo tan pequeño como una lata mal etiquetada o una crema con un ingrediente prohibido. Pero cuando pasa, el golpe no solo es económico: puede afectar la reputación y hasta poner en riesgo toda la operación de la empresa”.
Los problemas pueden ser accidentales (como contaminación durante la producción o el almacenamiento) o intencionales, cuando alguien altera un producto a propósito. En cualquier caso, la empresa tiene que actuar rápido para retirar esos productos del mercado y evitar daños mayores.
Esto implica gastos de transporte, publicidad, personal extra, destrucción del producto, limpieza… y eso sin contar el efecto en la reputación de la marca. Porque una vez que el consumidor pierde la confianza, volver a ganarla es muy difícil.
¿Qué deben hacer las empresas?
Ante estos riesgos, Alejandra Olvera recomienda tres pasos clave:
- Buscar ayuda especializada: No es lo mismo enfrentar una crisis solo que contar con expertos que te guíen y con un seguro que te respalde económicamente. Una buena póliza puede cubrir mucho más que solo los daños materiales.
- Hablar con las autoridades: En México, organismos como COFEPRIS, PROFECO o SENASICA son clave para manejar correctamente la situación. Avisarles a tiempo puede evitar multas, clausuras o demandas colectivas.
- Revisar todo el impacto financiero: El retiro del producto es solo el inicio. También hay que pensar en la pérdida de utilidades, la rehabilitación del producto, el reemplazo, los costos legales… e incluso cómo evitar que el problema se extienda a otros productos.
En el mundo de los alimentos y productos de consumo, prevenir es mejor que curar. Y cuando la prevención falla, actuar rápido y con apoyo profesional puede hacer toda la diferencia.
Contar con un seguro corporativo de retirada permite ayuda a las empresas a actuar con rapidez, minimizar daños y proteger su reputación. La prevención y una buena estrategia marcan la diferencia frente a una crisis. Especialmente en industrias donde el riesgo es parte del día a día.