Pemex, petrolera que durante años fue orgullo y fuente de riqueza nacional hoy se ha convertido en una carga para el bolsillo público. Por primera vez en más de una década, Pemex dejará de generar ingresos para el país y, por el contrario, requerirá apoyo ciudadano para mantenerse a flote.

De acuerdo con el análisis de México Evalúa, para 2026 el Gobierno federal recibirá apenas 233 mil millones de pesos de los 1.2 billones previstos por ingresos petroleros, el 19% más bajo en la historia reciente. El resto se lo quedará Pemex, y por si fuera poco, Hacienda le regresará 263 mil millones de pesos vía la Secretaría de Energía. El resultado: una pérdida neta de 31 mil millones para las finanzas públicas.

“En lugar de recibir dinero de Pemex, ahora cada mexicano tendrá que poner 230 pesos para mantenerla solvente. Las finanzas públicas están despetrolizadas”, advirtió Jorge Cano, coordinador de Gasto Público en México Evalúa.

En otras palabras, Pemex ya no es la gallina de los huevos de oro, sino el gallinero entero que el Gobierno tiene que mantener. Con una deuda que supera los 100 mil millones de dólares, los recursos que antes financiaban salud, educación o seguridad ahora se van en rescatar a la petrolera.

Y mientras tanto, los gastos “inamovibles” del presupuesto —pensiones, deuda y transferencias a estados— se llevan 3 de cada 4 pesos públicos. En promedio, el país gastará 48 mil 732 pesos por persona en esos compromisos, pero solo 17 mil 195 pesos en salud, educación y cuidados.

“Nos estamos endeudando para pagar deuda. Llamamos inversión a lo que en realidad es gasto corriente”, insistió Cano, al advertir que el nuevo concepto de inversión en capital humano podría ser otra etiqueta bonita para disfrazar subsidios.

Por su parte, Mariana Campos, directora de México Evalúa, fue clara: el problema no se resuelve con un parche fiscal, sino con una cirugía completa al sistema tributario y energético.

“La confianza es el activo más valioso para la prosperidad de una nación”, apuntó.