En 2023, las inversiones globales en inteligencia artificial aplicada a medios y entretenimiento superaron los 4,800 millones de dólares, según datos de Statista; y las proyecciones para los próximos años apuntan a un crecimiento sostenido que alcanzaría los 12,300 millones para el año 2028.

Esta expansión no solo responde a avances técnicos o eficiencia operativa. Cada vez más, el interés gira en torno a descifrar si la IA puede generar experiencias emocionales en productos audiovisuales.

Esta interrogante está presente en estudios, laboratorios creativos y casas productoras. La aparición de modelos como VEO3, de Google, y que por el momento solo está disponible en Estados Unidos, al integrar arquitectura generativa con procesamiento cuántico, marcará un cambio en la producción audiovisual.

Estas herramientas ya no se limitan a construir imágenes técnicamente correctas, sino que comienzan a identificar patrones narrativos con carga emocional, como las expresiones faciales, el contraste de luces en una escena o el fondo y la profundidad en una escenografía.

“Hasta hace poco, la IA no podía transmitir emociones de forma convincente o bien, los videos no eran del todo reales porque podía faltar un dedo, un ojo se iba del lado, etc. Hoy ya empezamos a ver resultados con una expresividad que antes solo encontrábamos en personas reales”, explica Fermín Acosta, Director General de House of Films,  la central de producción de Grupo UPAX.

¿La IA desplazará a las personas en la producción audiovisual?

Con estos cambios, también se transforman los equipos creativos. Surgen perfiles que combinan programación, guión y análisis de datos. Prompt designers, curadores visuales o narradores algorítmicos trabajan como mediadores entre la intención narrativa y la lógica del modelo generativo.

En este contexto, la colaboración entre personas y la tecnología, es indispensable. “La IA no sustituye, complementa”, señala Acosta. Las herramientas permiten automatizar tareas operativas y abrir espacios para explorar ideas que, por tiempo o costo, antes quedaban fuera de los procesos de producción.

“A corto plazo, se espera que el uso de IA en producción audiovisual se convierta en estándar de la industria, sobre todo para campañas que requieren rapidez de ejecución y versatilidad creativa. Las agencias y marcas que adopten estas tecnologías con un enfoque ético, estratégico y centrado en el usuario tendrán una ventaja significativa en términos de eficiencia y conexión emocional”, dijo Fermin Acosta.

El objetivo ya no es solo acelerar, sino profundizar en el lenguaje audiovisual. Según un informe de Research And Markets, el mercado global del reconocimiento emocional, clave para entrenar modelos con sensibilidad expresiva, podría superar los 73,500 millones de dólares en 2030, con una tasa de crecimiento anual del 14.8 por ciento. Esta tendencia sugiere un interés creciente en tecnologías capaces de leer, interpretar o simular estados afectivos.

“Bajo esta consideración, las agencias y productoras que integran IA de manera estratégica ya están obteniendo beneficios en términos de versatilidad, escalabilidad y rapidez de ejecución, sin comprometer la dirección creativa ni la narrativa. Lo que cambia es el proceso. Lo que permanece es el propósito: contar historias que conecten. El desafío ahora es entender cómo incorporar una tecnología que ya no solo representa, sino que interpreta.”, resaltó Fermín Acosta.

IA: de lo real a lo imaginario, de la diversión al caos

A pesar del avance tecnológico, el uso de IA en producción audiovisual plantea interrogantes sobre la autenticidad de las emociones generadas. Un estudio de Pew Research Center revela que el 47 % de las personas encuestadas muestra reservas frente al uso de sistemas automatizados en materiales creativos.

El Reuters Institute, por su parte, indica que más de la mitad de los consumidores en Estados Unidos y Reino Unido desconfían de contenidos generados total o parcialmente por IA, especialmente en contextos informativos o emocionales.

Ello no significa que el rechazo sea total, pero sí exige mayor claridad en cómo se usa esta tecnología. El Foro Económico Mundial advirtió en 2024 que un 62 % de los reguladores considera urgente establecer marcos normativos para el uso ético de modelos generativos en contextos sensibles.

“Hace unos días circuló en redes sociales un video que mostraba a una señora subiendo un canguro a un avión. Aunque muchos usuarios lo tomaron como real, no pasó de ser una anécdota viral sin consecuencias. Pero no siempre es así. En contextos más sensibles, como las recientes manifestaciones en Los Ángeles, el uso irresponsable de la inteligencia artificial puede desinformar, generar caos o incluso escalar situaciones de tensión social”, concluyó el Director General de House of Films.

Por Angélica Delgado Parra

Consultora en comunicación estratégica, periodista, fotógrafa de closet, gusto culposo por las finanzas personales. ☔In omnia paratus ☔

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