Miles de jóvenes de la Generación Z, acompañados por el Movimiento del Sombrero y contingentes de todo el país, avanzaron sobre Reforma rumbo al Zócalo para exigir seguridad, justicia y la revocación de mandato de la presidenta Claudia Sheinbaum. Encapuchados derribaron vallas y se enfrentaron con policías, desatando una de las protestas más tensas del año.
La llamada Marcha Nacional de la Generación Z, impulsada por jóvenes nacidos entre 1997 y 2012 y respaldada por el Movimiento del Sombrero, surgido en Michoacán tras el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, el 1 de noviembre, tomó las calles de la capital con una fuerza inesperada.
La movilización avanzó entre playeras blancas, tractores y un impresionante cinturón de seguridad que acompañó su camino por Paseo de la Reforma. La convocatoria, que también se replicó en más de 80 ciudades del país, ha sido marcada por consignas como “¡Fuera Morena!”, así como demandas de mayor seguridad, justicia, transparencia y la revocación de mandato.
Desde primera hora, contingentes provenientes de Mérida, Guadalajara, Monterrey y otras ciudades se congregaron en la capital, sumándose a lo que varios asistentes describieron como “la marcha que marca un antes y un después para los jóvenes en México”.
Encapuchados rompen cadenas y se enfrentan con la policía
La tensión escaló cuando un grupo de encapuchados llegó a las inmediaciones de Palacio Nacional sobre la calle Pino Suárez, cargando llaves y herramientas para romper las cadenas de las vallas de seguridad, lo que detonó un choque directo con elementos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
Aunque varios integrantes de otros contingentes intentaron frenar la confrontación, la situación derivó en golpes contra los escudos policiales y detonaciones de petardos.
Cohetones, tubos y gas: la confrontación se vuelve más intensa
Al llegar al Zócalo, los incidentes continuaron. Encapuchados escalaron las estructuras metálicas que rodean Palacio Nacional y comenzaron a golpear las vallas con tubos y otros objetos.
Durante estos momentos, también fueron lanzados cohetones hacia la zona protegida. Desde el interior del perímetro de seguridad se respondió con polvo y gas, generando estampidas momentáneas pero sin reportes masivos de heridos.
Un Zócalo blindado y una ciudad paralizada
El centro de la capital se convirtió en un laberinto de barreras: vallas soldadas de tres metros, barricadas de concreto, cierres de calles como 16 de Septiembre, Moneda y Corregidora, y el cierre de la estación Metro Zócalo/Tenochtitlán. Incluso grupos élite como los “Zorros” fueron desplegados.
Aunque el gobierno minimizó la marcha calificando a los convocantes como “bots pagados”, el nivel de blindaje contrastó con ese discurso.
El tránsito se ha visto afectado con cierres en Reforma, accesos al Centro Histórico y afectaciones en Metrobús y Metro. Las autoridades recomendaron evitar la zona y usar Circuito Interior, Chapultepec o Insurgentes como alternativas.
