Mientras muchos mexicanos enfrentan el día a día con salarios justos o incluso limitados, este fin de semana se difundieron imágenes de Andrés Manuel López Beltrán, hijo del expresidente López Obrador y actual secretario de Organización de Morena, vacacionando en Tokio, Japón. El hecho ha generado polémica, sobre todo porque la llamada Cuarta Transformación ha defendido, desde sus inicios, la austeridad y el principio de “no puede haber Gobierno rico con pueblo pobre”.

La presidenta Claudia Sheinbaum fue cuestionada al respecto y, aunque no condenó directamente el viaje, recordó que el poder debe ejercerse con humildad y que cada servidor público será juzgado por su historia y comportamiento.

“Tenemos una responsabilidad pública y con los principios que representamos”, dijo Sheinbaum. Y aunque reconoció que cualquier persona puede viajar, insistió en que los funcionarios deben actuar con congruencia.

Este caso pone sobre la mesa una pregunta incómoda para muchos simpatizantes del movimiento: ¿se están manteniendo fieles sus líderes a los valores que tanto han defendido? Porque mientras se predica austeridad desde el discurso, no todos parecen aplicarla en su vida personal. Y eso, para quienes creen en la 4T, no pasa desapercibido.