La agencia Moody’s bajó la calificación crediticia de Estados Unidos, lo que significa que ya no considera que sea el país más confiable para pagar sus deudas. La nota bajó de “Aaa” a “Aa1”, debido al aumento de su deuda pública y los altos intereses que debe pagar por ella.
Esto sucede porque, según Moody’s, los gobiernos de Estados Unidos no han logrado controlar el gasto ni reducir el déficit fiscal, es decir, gastan mucho más de lo que ingresan. Aunque esta noticia no implica una crisis inmediata, sí es una señal de alerta sobre la situación financiera del país.
Con este cambio, Moody’s se une a otras agencias como Fitch y S&P, que ya habían bajado la calificación de la deuda estadounidense en años anteriores. Hasta ahora, Moody’s era la única que aún mantenía la máxima calificación.
Aunque bajó la calificación, Moody’s cambió su perspectiva de “negativa” a “estable”, lo que indica que, por ahora, no prevé más recortes. Este tipo de decisiones pueden afectar la confianza de inversionistas y aumentar los costos de financiamiento para Estados Unidos.