Más de 500 personas se reunieron con un solo propósito: devolverle vida a uno de los pulmones verdes más importantes de la Ciudad de México. En una acción conjunta entre HEINEKEN México y Fundación Azteca, se plantaron mil árboles y plantas polinizadoras en el Parque Cuitláhuac, en Iztapalapa, como parte del programa “Un Nuevo Bosque”.

La jornada fue una muestra de cómo la colaboración entre empresas, comunidad y gobierno puede traducirse en acciones reales para cuidar el planeta. Y es que cada árbol que se sembró ahí no solo dará sombra o oxígeno, sino también esperanza. Esperanza de un futuro más verde, de suelos más sanos y de acuíferos que puedan reabastecerse naturalmente.

“Cuando trabajamos en equipo, logramos cosas increíbles”, expresó Claudia de la Vega, vicepresidenta de Asuntos Corporativos de HEINEKEN México, quien agradeció el entusiasmo de todas las personas voluntarias que pusieron manos en la tierra. Porque sí, este tipo de acciones también son una oportunidad para convivir, para reconectar con la naturaleza y para enseñar a las nuevas generaciones el valor de cuidarla.

Las especies que se plantaron fueron elegidas cuidadosamente: no son árboles cualquiera. Son plantas resistentes, adaptadas al ecosistema local y con un alto valor ecológico. Algunas de ellas son Acaciella, Agave, Asclepias o Baccharis, todas con un papel vital en la regeneración de los suelos y en la atracción de polinizadores como abejas y mariposas.

Además del equipo de HEINEKEN y Fundación Azteca, al evento asistieron representantes del gobierno de la ciudad y de la alcaldía Iztapalapa, quienes resaltaron la importancia de estas acciones para recuperar espacios naturales que beneficien directamente a la salud y bienestar de quienes viven en la zona.

Esta reforestación no es un evento aislado. Forma parte del compromiso ambiental de HEINEKEN México por “Brindar un Mundo Mejor”, y de una visión más amplia donde el desarrollo y la sostenibilidad van de la mano.