En la colonia Juárez, justo donde la ciudad cambia de ritmo y cada calle es una sorpresa, hay un lugar que invita a algo más que solo comer: Loose Blues. Este espacio, mitad restaurante, mitad galería, se ha transformado en un rincón para quienes buscan experiencias que alimentan todos los sentidos.
Ahora, como parte de su nueva etapa creativa, Loose Blues acompaña la exposición “Vámonos que ya nos vieron”, del artista visual Carlos Álvarez-Montero, con un menú que no solo se saborea, también se siente. Cada platillo está pensado como una extensión de la muestra: una historia que cruza memorias, fronteras y sabores.
¿Te imaginas un elote con furikake de kimchi? ¿O un taco de papa con hoja de shiso y salsa verde con yuzu? Aquí, los ingredientes mexicanos y japoneses se mezclan sin miedo, creando combinaciones únicas que sorprenden y reconfortan. Es comida que cuenta historias personales y colectivas, que te hace viajar sin salir de la mesa.
Pero la magia no termina ahí. El ambiente te envuelve con música chicano soul que suena bajito, como si te acompañara sin interrumpir. Entre luces suaves, fotos que te hacen pensar y una atmósfera cálida con cerámica, madera y textiles, cada rincón te invita a quedarte un rato más.
Y claro, la carta de bebidas es una joya por sí sola: hay tés japoneses, sake, mezcal artesanal y cocteles que despiertan emociones. Desde una yuzu mezcalita que refresca el alma hasta un ume sour que acaricia el paladar, cada trago está pensado para acompañar el momento.
Loose Blues es ese lugar donde vas a comer y terminas quedándote por todo lo demás. Perfecto para una cita, una tarde con amigos o para regalarte un rato contigo. Si te gusta probar cosas nuevas, comer bien y vivir algo distinto, este es el spot que tienes que conocer.

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