México transitará hacia 2026 sin entrar en recesión, aunque con un crecimiento insuficiente para impulsar productividad o elevar el bienestar, estimaron Sergio Kurczyn, Iván Arias y Guillermina Rodríguez, directores del área de Estudios Económicos de Banamex.
De acuerdo con su diagnóstico, la economía avanzará 1.5% el próximo año, después de un 2025 prácticamente estancado, con un crecimiento de solo 0.2%, y permanecerá lejos de su crecimiento potencial, que ubican por debajo de 2% ante un deterioro institucional persistente y una menor inversión privada.
Los analistas advirtieron que, aunque el país mantiene estabilidad macroeconómica, el panorama de 2026 está condicionado por factores que pueden modificar el ritmo de actividad. Uno de los elementos centrales será la renegociación del T-MEC, proceso que podría reproducir episodios de volatilidad similares a los de 2020, cuando el peso se depreció alrededor de 5% y México enfrentó mayores exigencias laborales y de contenido regional.
Kurczyn señaló que Estados Unidos podría endurecer su postura e incluso plantear esquemas de cupos a la exportación—recurso utilizado en los años 80 con Japón—, lo que implicaría un freno parcial a los efectos del nearshoring y limitaría las ganancias de participación en el mercado estadounidense.
En el ámbito interno, Arias destacó que el entorno para la inversión continúa afectado por señales contradictorias desde el marco regulatorio y judicial. Esta “disonancia”, dijo, ha frenado decisiones de inversión desde 2019 y mantiene restringida la capacidad del país para expandir infraestructura, elevar productividad o dinamizar el empleo formal. De persistir estas condiciones, el crecimiento se mantendría anclado alrededor de 1.5% anual, con un margen reducido para acelerar la actividad económica.
Kurczyn añadió que el entorno global también representa riesgos relevantes. Explicó que una parte significativa de la inversión en Estados Unidos está siendo impulsada por el auge de la inteligencia artificial, al grado de que, excluyendo ese componente, la inversión fija estadounidense sería “prácticamente cero”.
Si bien este fenómeno ha sostenido la actividad global, la elevada valuación del sector tecnológico —que hoy representa más de 200% del PIB estadounidense, por encima del nivel registrado en la burbuja Dotcom— constituye un punto de vulnerabilidad. Un ajuste abrupto tendría efectos inmediatos sobre el consumo en ese país y sobre la demanda de manufacturas mexicanas.

Los analistas añadieron que tensiones geopolíticas, aranceles y decisiones de política monetaria internacional pueden incidir en episodios de volatilidad cambiaria. Factores como la redefinición de la relación comercial entre Estados Unidos y China, así como ajustes en la postura del Banco de Japón o de la Reserva Federal, podrían modificar el comportamiento del carry trade, uno de los elementos que ha fortalecido al peso. Banamex estima que el tipo de cambio podría ubicarse alrededor de 19.40 pesos por dólar en 2026, desde los 18.50 previstos para el cierre de 2025.
No obstante, Guillermina Rodríguez subrayó que el país no enfrentará una recesión gracias a dos motores que seguirán aportando dinamismo: el nearshoring, aunque con un avance más moderado, y la integración de México a segmentos de la cadena de valor de inteligencia artificial, especialmente en manufactura avanzada y servicios tecnológicos.
A ello se sumaría una recuperación del empleo formal, con un crecimiento esperado de 1.5%, y un incremento de entre 2.5% y 3% en las remesas, que continuará apoyando el consumo.

