La expansión real de los pagos digitales en México no llegará por inercia ni por buena voluntad de los bancos. Para que el país tenga una solución de cobro y transferencia tan extendida como Pix en Brasil o Yape en Perú, será necesario que el regulador federal asuma un papel protagónico y obligue a los participantes del sistema financiero a operar sobre una misma plataforma, coincidieron especialistas del sector tras la presentación del Estudio Medios de Pago México 2025.
En conferencia de prensa, Luis Olmedo, Partner & Head of Banking de NTT DATA México; Laura Velamazán, vicepresidenta de Lexia; y Alfonso Humberto Martínez Bejarano, socio de Banca y Finanzas en Baker McKenzie, señalaron que México hoy no reúne ninguna de las condiciones que permitieron la masificación de los pagos digitales en otros mercados latinoamericanos.
Olmedo explicó que en la región solo han funcionado tres modelos:
- Obligación regulatoria, como Brasil, donde el Banco Central —con apoyo del BID— ordenó a los bancos adoptar Pix.
- Acuerdo de los bancos que concentran 70% del mercado para empujar una sola solución.
- Un banco dominante que crea la plataforma y la vende al resto, quedándose con los rieles.
“En México existe un bloqueo regulatorio en materia de Open Finance; además, la banca no logró concretar Dimo por tener objetivos encontrados, y no hay ninguna institución con más del 35% del mercado que pueda liderar una infraestructura común, por lo que el ecosistema financiero se mantiene cómodo, pero fragmentado. En contraste, en Brasil el Banco Central, con apoyo del BID, lanzó Pix y obligó a todos los bancos a adoptarlo. En México, en cambio, los bancos no lograron ponerse de acuerdo con Dimo, y CoDi nunca logró incorporarse al día a día de los comercios”, explicó Olmedo.
El ejecutivo subrayó que el temor de los bancos a “canibalizar” sus ingresos con esquemas de pago gratuitos es infundado. “Pix demostró que no se canibaliza: el cliente que empieza pagando gratis después usa débito, crédito e inversiones”. De hecho, reveló un dato clave: un tercio de las personas que se bancarizaron en Brasil en los últimos tres años lo hicieron a partir del uso de Pix.

Para Laura Velamazán, el problema es más de intención que de tecnología: “En México no ha habido una voluntad real de democratizar los medios de pago; se ha permitido que los excluidos sigan excluidos y se les responsabiliza por no formalizarse, en lugar de abaratarles el camino”.
El otro gran freno está en los costos. Olmedo advirtió que un comercio en México puede pagar hasta 10 veces más de comisión (MDR) que un negocio similar en otros países. Por eso muchas tienditas aplican el 2% extra “por pagar con tarjeta”: “es ilegal”, confirmó Martínez Bejarano, “pero lo hacen porque su comisión es más alta que su margen”. Mientras no haya tarifas diferenciadas para micro y pequeños negocios, la inclusión seguirá siendo parcial.
Los especialistas consideraron que las nuevas disposiciones 2.0 de Banxico y la CNBV sobre redes de medios de disposición van en la dirección correcta —más transparencia, protección de datos y ciberseguridad—, pero subrayaron que no deben frenar la innovación ni elevar los costos para agregadores y adquirentes.
Para que México rompa la dependencia del efectivo propusieron cinco medidas:
1) Un regulador más activo que impulse una solución nacional tipo Pix, incluso de la mano del BID
2) Un esquema fiscal inteligente que premie la digitalización como República Dominicana
3) MDR más bajo para tienditas y comercios de bajo ticket
4) Valor añadido (crédito, seguros, cuenta digital o incluso pagos con stablecoins) ligado al uso de las terminales
5) Educación financiera presencial en los comercios, no solo campañas
EFECTIVO AL MANDO EN MÉXICO
Aunque los pagos digitales crecen a paso firme, 7 de cada 10 mexicanos aún prefieren usar billetes y monedas.
El Estudio de Medios de Pago 2025 de NTT DATA, AWS, Baker McKenzie y Lexia revela que, pese a contar con infraestructura moderna, el país enfrenta retos de confianza, educación financiera y brecha digital.
Mientras las transferencias SPEI ya representan el 40% de las operaciones, las billeteras digitales alcanzan el 36% y los pagos sin contacto el 30%, el efectivo sigue siendo el rey, sobre todo entre la población no bancarizada (88%).


