En México celebramos la muerte con flores, altares y veladoras, pero pocas veces hablamos del costo que deja cuando toca nuestra puerta. La pérdida de un ser querido no solo duele, también puede convertirse en un golpe económico difícil de sobrellevar.
Según el Gobierno de México, apenas 4% de la población cuenta con un plan funerario, a pesar de que los precios aumentan cada año al ritmo de la inflación. Un servicio básico puede costar entre 6 mil y 300 mil pesos, dependiendo del tipo de servicio o materiales elegidos. En medio del duelo, muchas familias deben tomar decisiones apresuradas que afectan su economía.
La Profeco recuerda que existen tres formas de anticiparse: un plan funerario (contratado con una funeraria y pagado por adelantado), un seguro de gastos funerarios (que cubre los servicios y trámites) o un seguro de vida (que brinda apoyo económico más amplio).
Según el Inegi, en México operan entre 5,500 y 6,000 funerarias, pero son pocos quienes ven esta planeación como parte de su estabilidad familiar.
Hablar de la muerte nunca es fácil, pero hacerlo es un acto de amor. Planear no significa tener miedo, sino proteger a quienes más queremos para que, cuando llegue ese momento inevitable, lo único que tengan que hacer sea despedirse… sin preocuparse por cuánto cuesta hacerlo con dignidad.
Tres consejos para prevenir un impacto económico
- Habla en familia: Romper el silencio sobre la muerte permite tomar decisiones con calma y elegir el servicio más adecuado.
- Destina un ahorro mensual: Apartar una pequeña cantidad puede hacer la diferencia entre un gasto sorpresivo y una despedida tranquila.
- Compara y elige con tiempo: Revisa precios, coberturas y condiciones de planes o seguros funerarios; anticiparte siempre será más barato que reaccionar.
