Toluca volvió a hacer lo que mejor sabe: sufrir, resistir y levantar la copa en casa. El Nemesio Diez fue testigo de otra noche eterna para la historia escarlata, cuando los Diablos Rojos se coronaron bicampeones del futbol mexicano tras vencer 2-1 a Tigres y definir el título en una dramática tanda de penales.
No fue fácil, nunca lo es con Toluca. El golpe llegó temprano, cuando Tigres se adelantó y sembró dudas en la Bombonera. Pero este equipo está hecho de carácter. Antes del descanso, Helinho sacó un derechazo desde fuera del área que hizo explotar al estadio y devolvió el alma a la tribuna. Ese gol se gritó como se gritan los que valen campeonatos.
En el segundo tiempo apareció Paulinho, oportuno y decidido, para marcar el 2-1 que volvió a ilusionar a todos. A partir de ahí fue aguantar, correr, meter y creer. El partido se fue al alargue y el corazón de la afición latía más fuerte que nunca.
Llegaron los penales y el silencio fue absoluto… hasta que Alexis Vega tomó el balón. Caminó, respiró y cobró con frialdad para desatar la locura. Abrazos, lágrimas y orgullo rojo.
Toluca es bicampeón. En casa, con su gente y con su historia. Porque ser del Toluca es creer hasta el último segundo.
