Detrás de las celebraciones decembrinas en México opera una red productiva que va mucho más allá del consumo estacional. Industrias tradicionales como la panificación y la floricultura activan cadenas de valor que generan empleo, ingresos y una derrama económica clave para miles de pequeños negocios y economías regionales.
Durante el webinar “¿Sabes qué hay detrás de las Fiestas Decembrinas?”, organizado por el Consejo de la Comunicación, Voz de las Empresas, representantes de ambos sectores expusieron el peso económico que tienen productos emblemáticos como la Rosca de Reyes y la Flor de Nochebuena.
Julián Castañón, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Panificadora y Similares de México (CANAINPA), señaló que la industria panificadora genera 570 mil empleos directos y que más de un millón de personas participan en su cadena productiva, desde el cultivo del trigo hasta la venta al consumidor final. En conjunto, esta actividad da sustento económico a más de 4 millones de mexicanos.
En el país operan más de 55 mil panaderías, muchas de ellas micro y pequeñas empresas que encuentran en la temporada decembrina su periodo de mayor dinamismo. Para este ciclo se estima una producción superior a 9,400 toneladas de Rosca de Reyes, con ventas que podrían superar los 3 mil millones de pesos, convirtiendo a esta tradición en un motor clave del consumo interno.
Por su parte, Federico Martínez, presidente del Consejo Mexicano de la Flor (CONMEXFLOR), explicó que la Flor de Nochebuena representa el ingreso más relevante del año para el sector florícola. La producción comienza hasta seis meses antes y genera una derrama económica cercana a 2 mil millones de pesos, además de 200 mil empleos permanentes.
Para 2025 se proyecta una producción de 40 millones de plantas de Nochebuena en México, concentrada principalmente en Morelos, Michoacán, Puebla, Estado de México, Ciudad de México, Colima y Veracruz. A nivel global, la producción alcanzará 500 millones de plantas, aunque el 80% de las ventas nacionales sigue concentrándose en la variedad roja.
Más allá del simbolismo cultural, estas cifras confirman que las fiestas decembrinas funcionan como un acelerador económico para sectores intensivos en mano de obra, fortaleciendo el consumo local y la producción nacional en un entorno económico retador.
