El Banco de México (Banxico) confirmó que el sistema financiero mexicano mantiene una posición sólida y resiliente, pese a un entorno internacional aún marcado por tensiones comerciales y ajustes monetarios. No obstante, la Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado, correspondiente a diciembre de 2025, revela un deterioro en las perspectivas de crecimiento económico para 2026, así como señales de moderación en la actividad productiva nacional.
De acuerdo con el reporte, levantado entre 41 grupos de análisis y consultoría económica, la economía mexicana enfrenta un escenario mixto: estabilidad financiera y menor volatilidad en los mercados, pero con un crecimiento limitado y presiones estructurales que siguen condicionando el desempeño de mediano plazo.
Crecimiento débil y ajuste a la baja para 2026
Los especialistas mantuvieron prácticamente sin cambios su expectativa de crecimiento del PIB en 2025, con una mediana de 0.39%, frente al 0.40% estimado previamente. Sin embargo, el ajuste más relevante se observó en 2026, donde la previsión se redujo de 1.37% a 1.15%, reflejando una visión más cauta sobre la capacidad de recuperación económica.
Para 2027, las expectativas se mantienen relativamente estables, con una mediana de 1.85%, aunque aún lejos de tasas consideradas suficientes para detonar un crecimiento sostenido.
Este ajuste ocurre en un contexto en el que la actividad económica nacional mostró una ligera aceleración en el segundo trimestre de 2025, pero se contrajo en el tercero, confirmando una trayectoria de crecimiento frágil.
Inflación contenida y política monetaria más flexible
En materia de precios, las expectativas de inflación general para el cierre de 2025 se ubicaron en 3.75%, mientras que para 2026 se mantienen alrededor de 3.88%, niveles cercanos a los observados en la encuesta previa. La inflación subyacente, por su parte, cerraría 2025 en 4.24% y descendería a 3.90% en 2026, lo que refuerza la percepción de un proceso gradual de desinflación.
En este contexto, la Junta de Gobierno de Banxico redujo la tasa de referencia a 7.25%, tras aplicar recortes consecutivos en junio, agosto, septiembre y noviembre de 2025. El banco central reiteró que evaluará nuevos ajustes en función de la convergencia de la inflación hacia su meta de 3%.
Las expectativas de los analistas apuntan a que la tasa de fondeo interbancario cerrará 2026 en 6.50%, lo que anticipa un ciclo de relajamiento monetario gradual, pero prudente.
Tipo de cambio más fuerte y menor estrés financiero
En el frente cambiario, los especialistas revisaron a la baja sus previsiones para el peso frente al dólar. Para el cierre de 2025, el tipo de cambio se estima en 18.50 pesos por dólar, mientras que para 2026 la mediana se sitúa en 19.23. Esta apreciación relativa del peso responde, entre otros factores, a una percepción de posición macroeconómica más favorable frente a otras economías emergentes.
Banxico destacó que el índice de estrés de los mercados financieros se mantiene en niveles moderados y por debajo de los observados en reportes previos. Asimismo, el Índice de Condiciones Financieras se ubicó en zona de relajamiento por primera vez desde junio de 2021, reflejando un entorno financiero menos restrictivo.
Endeudamiento estable y riesgos acotados
Al cierre de septiembre de 2025, el financiamiento total al sector no financiero representó 102.6% del PIB, distribuido entre el sector público (59.0%), empresas no financieras (24.9%) y hogares (18.7%). Banxico señaló que el índice de vulnerabilidades macrofinancieras se encuentra por debajo de su promedio histórico, sin señales de riesgos sistémicos relevantes.
No obstante, el banco central advirtió que persisten riesgos macrofinancieros, asociados a la evolución del entorno global, las tensiones comerciales con Estados Unidos y posibles deterioros en variables económicas clave.
Lectura clave para el mercado
El mensaje central del reporte es claro: México mantiene estabilidad financiera, pero enfrenta un crecimiento económico insuficiente, con expectativas a la baja para 2026. Para el sector empresarial y los inversionistas, el reto no está en la estabilidad macro, sino en reactivar la inversión y la actividad productiva en un entorno de bajo dinamismo económico.

