El anuncio de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, de posponer la votación de la propuesta para reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas hasta 2026, en pos de tener un amplio consenso, marca un momento clave para la sociedad mexicana.
Si bien la espera legislativa continúa, organismos especializados como Fundación MásFamilia, creadora de la certificación efr (Empresa Familiarmente Responsable), señalan que esta coyuntura es un momento ideal para que las empresas impulsen políticas internas de bienestar y conciliación entre la vida laboral y personal.
La urgencia de un cambio en la cultura laboral mexicana es innegable. México es el país de la OCDE con el mayor número de horas laboradas, alcanzando las 2,193 horas anuales por persona. Este ritmo tiene un alto costo en el bienestar, ya que un mexicano invierte en promedio entre 52 y 71 minutos diarios en el traslado al trabajo (Cepal), lo que se traduce en más de 15 días al año, solo en transporte.
Asimismo, el 32.7% de la vida de una persona se destina exclusivamente al trabajo —sin contar horas extra—, lo que deja menos del 35% del tiempo para la familia, el cuidado personal, la salud, el ocio, el ejercicio y otras responsabilidades sociales, una vez descontadas las horas de sueño recomendadas.
Iván González, director para efr en México, subraya que la iniciativa de las 40 horas debe ir más allá de la simple reducción exclusiva de horas laboradas, destacando la necesidad de gobernanza sólida, transparencia y procesos de medición que garanticen un beneficio sostenible.
“Apoyamos toda iniciativa legislativa que contribuya a mejorar la calidad de vida de los colaboradores, pero también recomendamos que su implementación sea gradual, flexible y, preferiblemente acompañada por modelos de gestión sólidos”, comenta Gónzalez,
Mientras avanza la definición de la reforma, Fundación MásFamilia, impulsora de la certificación efr y reconocida por la ONU como Good Practice, subraya que las empresas no tienen por qué esperar a que la ley cambie para actuar.
La organización reitera la importancia de trabajar sobre un “triángulo de acción” que integra la vida personal, laboral y social. Las políticas corporativas flexibles, ajustadas al ciclo vital de cada colaborador, no solo elevan el bienestar, sino que además generan un retorno de inversión claro (ROI) y fortalecen las estrategias ESG —ambientales, sociales y de gobernanza— de las organizaciones.
Los datos de las más de 1300 empresas efr certificadas en el mundo, lo demuestran: las organizaciones que invierten en la gestión del talento y la conciliación entre la vida laboral y personal experimentan un aumento de la productividad que oscila entre el 31% y el 40%; asimismo logran una notable reducción del ausentismo, con cifras que van del 43% hasta el 51%.
“No solo se trata de la cantidad de horas trabajadas, sino de la calidad con la que se gestionan. También influye el estilo de liderazgo que orienta a los equipos y la manera en que ese desempeño se evalúa mediante indicadores claros, alineados a la productividad y el bienestar”, concluye González.
La pausa en el proceso legislativo se convierte así, en una ventana de oportunidad para que el sector empresarial lidere el cambio hacia un modelo laboral más humano y responsable.
Europa y México: contrastes en horas y productividad
El contraste entre México y potencias globales es claro. Mientras México registra 2,193 horas laborales anuales —la cifra más alta de la OCDE—, gran parte de Europa Occidental opera con jornadas sustancialmente más cortas. Alemania (1,343 horas), Dinamarca (1,380), Países Bajos (1,413) y Noruega (1,418) trabajan menos de dos tercios de las horas que se laboran en México, sin afectar productividad ni competitividad.
La tendencia internacional, a la que se suma el debate mexicano, apuesta por modelos donde la jornada de 40 horas, e incluso menos, es el estándar. Son esquemas centrados en resultados y creación de valor, no en el presentismo.
Para México, este viraje representa una oportunidad para modernizar su estructura laboral y avanzar hacia un modelo más sostenible, productivo y alineado a las prácticas que están definiendo el futuro del trabajo en el mundo.
